LONDRES.- «Cada era tiene su propia imagen de
Cristo», ha escrito Neil MacGregor, experto en Historia del Arte y
director de la National Gallery. Ahora, la BBC asegura haber creado el
mejor retrato posible del Mesías del tercer milenio a partir de
reconstrucciones informáticas de calaveras judías del siglo I.
Aunque los artistas cristianos siempre han preferido representar a un
Cristo cuyo aspecto no se parece en nada a un judío de Oriente Próximo
-tez blanca, pelo largo, ojos azules-, la BBC muestra en cambio a un Jesús
de tez morena y barba corta.
Esta imagen de Cristo es el eje de una nueva serie de la BBC, El hijo
de Dios (The Son of God), que comienza a emitirse este domingo. La
producción, de tres episodios, ascendió a 1,5 millones de libras (unos
400 millones de pesetas) y seguramente será muy polémica.
Los estudios de calaveras judías del siglo I y de antiguos frescos
sirios demuestran que la representación tradicional de Jesucristo
-desde el santo sudario hasta el Cristo rubio que interpreta Willem
Dafoe en La última tentación de Cristo-, es una ficción basada en imágenes
erróneas creadas a lo largo de muchos siglos.
Los productores del serial están convencidos de haber obtenido una
figura más parecida al original después de combinar reconstrucciones
informáticas de calaveras antiguas con otras imágenes de Cristo del
siglo VI.
«No es el rostro exacto de Jesús, pero nos da una idea de su
aspecto real, según la información científica de la que disponemos»,
afirma Lorraine Heggessey, directora de BBC1. «Así era la gente de la
región».
Jean Claude Bragard, productor del serial, coproducción realizada
con Discovery y France 3, espera que la nueva imagen de Cristo provoque
un debate generalizado. «El programa pondrá en duda las ideas de agnósticos,
de ateos y de creyentes».
La serie, que será emitida en horario de máxima audiencia, marcará
un hito en BBC1, según Heggessey. El hijo de Dios responde a las críticas
de que la cadena británica no ha prestado atención a los debates
religiosos, y analiza historias del Evangelio que muchos no creyentes
consideran puros mitos. Existen pruebas, por ejemplo, de que Cristo
realmente sudó sangre en la cruz. Estudios realizados en EEUU sugieren
que pudo tratarse de una enfermedad.
«Se han registrado más de 100 personas que, traumatizadas por saber
que van a morir, o que van de camino a la horca, han llegado a sudar
sangre», afirma Bragard. «Hemos examinado las pruebas científicas y
arqueológicas de las historias que aparecen en el Evangelio».
Si bien los realizadores no estudiaron los milagros de los que hablan
los evangelios («Son una cuestión de fe, o se cree en ellos o no»,
sostiene Bragard), el serial aborda varios asuntos espinosos. Por
ejemplo, sugiere que quizá Judas no se merezca la mala reputación que
le ha dado la Historia. Tras el examen de la versión original de los
evangelios, escrita en griego, se ha descubierto que la expresión
traducida como «traición» tiene en realidad un significado más
inofensivo; según el texto original, Jesús no fue «entregado», sino
«conducido» ante la autoridad.
Los realizadores utilizaron complejos gráficos de ordenador para
reconstruir los edificios de Belén, Jerusalén y Nazaret, y así
recrear estas ciudades tal y como eran en la época de Cristo.
La juventud de Jesús
El programa también intenta dar una idea de cómo fue la
juventud de Jesús, periodo prácticamente ignorado en los evangelios.
El presentador, Jeremy Bowen, corresponsal en Oriente Próximo, espera
que El hijo de Dios cambie las creencias tradicionales de la audiencia,
independientemente de su postura. «No soy religioso, pero esta serie no
trata de creencias, sino de hechos».
El intento de la BBC de concebir el verdadero aspecto de Jesucristo
puede parecer una novedad. Sin embargo, el rostro tradicional de Cristo
siempre ha pretendido ser algo más que la mera fantasía de un artista.
La Iglesia de la Edad Media creía que las imágenes de Cristo eran
retratos reales. Se decía que algunas obras eran de su época; el
cuadro de la Virgen y el Niño que se encuentra en el Panteón de Roma
había sido pintando del natural supuestamente por San Lucas; otra
representación de Cristo en su trono se atribuía nada menos que a los
ángeles.
La Piedad de Miguel Angel (1498-1499), que se encuentra en el
Vaticano, presenta también a un Cristo de cabello largo, barba
ligeramente rizada, con un aire oriental y facciones delicadas.
La palidez de Cristo, su cuerpo delgado, su barba y sus largos
cabellos eran rasgos muy difundidos en el Renacimiento. Sin embargo, el
inquietante Cristo muerto (1521) de Hans Holbein tiene un claro aspecto
oriental, con una larga barba hirsuta, patriarcal, casi de rasgos
persas. En cambio, el Cristo resucitado de Mathias Grünewald, del
Retablo de Isenheim (15101516), es un hombre rubio del norte, cuya barba
y cabellos dorados destellan sobre la carne blanca.
[Artículo aparecido en El Mundo del 28.3.2001, pag. 29. Sociedad]